El mexicano Horacio Llamas y su pedazo de historia en la NBA

Horacio Llamas del Sol terminó con la espalda rígida después de enfrentarse a Shaquille O'Neal de los Lakers durante un partido de 1997. Jamie Squire/Getty Images

Su "carrera" en la NBA consistió en 28 juegos de temporadas regulares. Jugó un total absoluto de 143 minutos.

Pero por ser el primer jugador nacido en México que apareció en un juego de la NBA, Horacio Llamas hizo mucho más que convertirse en la respuesta de una pregunta difícil de trivia. El centro de 6 pies 11 pulgadas (2,11 m) de altura, experimentó momentos y atesoró recuerdos con los que la mayoría de los jugadores de básquetbol solo sueña.

Llamas compartió minutos con un Kobe Bryant adolescente, jugó como titular por primera vez contra su ídolo, Hakeem Olajuwon, sintió la fuerza y el enojo de Charles Barkley, cargó contra un Shaquille O'Neal de 25 años y anotó una canasta ganadora después de un pase relámpago de Michael Jordan.

Lógico, fue más espectador que actor, pero Llamas aprovechó hasta la última gota de su taza de café con la NBA.

Casi 20 años después de hacer historia al ingresar al campo de juego como miembro de los Phoenix Suns, este jugador de 43 años de El Rosario, Sinaloa, está entusiasmado porque la NBA volverá a su país natal este mes, cuando los Suns jueguen contra los Dallas Mavericks el 12 de enero y contra los San Antonio Spurs dos días después, en ambos casos en la Ciudad de México.

"Aquí todas las personas enloquecen intentando asistir a los juegos", dijo Llamas.

En una comunicación telefónica reciente, desde Ciudad de México, donde actuó entre juegos como director de Garzas de Plata, un equipo profesional con base en la ciudad de Hidalgo, Llamas recordaba los puntos destacados de su experiencia en la NBA.

LA PRIMERA APARICIÓN

Llamas no dejó que su sueño de la NBA se esfumara luego de que no fuera convocado al egresar de Grand Canyon College (ahora llamada Grand Canyon University) en 1996. En cambio, participó en la Liga de Verano de la NBA con los Detroit Pistons y Los Angeles Lakers que estaban preparando lentamente a Bryant, su preciado novato de 17 años de edad.

Él se valió de esa experiencia para lograr un lugar en la nómina de los Sioux Falls Skyforce, de la Continental Basketball Association. Luego, a fines de febrero de 1997, los Suns, con su ataque diezmado por lesiones, contrató a Llamas por 10 días.

Su emoción inicial lo dejó prácticamente sin respiración. Pero, con el correr de los días, Llamas seguía en el banco y comenzó a aceptar el hecho de que pronto debería volver a Sioux Falls sin haber podido demostrar a los Suns lo que podía aportar.

El 2 de marzo de 1997, último día de su contrato de 10 días, y con sus padres sentados en la tribuna del Reunion Arena en Dallas, los Suns estaban perdiendo por una cifra de dos dígitos en el segundo cuarto contra los Mavericks. El entrenador de Phoenix, Danny Ainge, miró a lo largo del banco e hizo contacto visual con Llamas, y luego señaló a la mesa de control.

El tiempo se detuvo en ese momento histórico. Llamas entró al campo de juego con un grupo de compañeros de equipo entre los que estaba Jason Kidd, que estaba jugando su primer juego en Dallas después de su resonante cambio de diciembre, al pasar de los Mavericks a los Suns, y Kevin Johnson, quien más adelante cumpliría dos mandatos como alcalde de Sacramento.

"Todo, el público, los jugadores, parecía estar en cámara lenta hasta que salté para un rebote y choqué contra otro cuerpo", dijo Llamas, "y entonces todo comenzó a retornar a la normalidad, a velocidad normal".

Llamas no solo atrapó ese primer rebote, sino que hizo su primer lanzamiento, uno suspendido sin titubear desde la línea de tiro libre.

"Estuve tan feliz de anotarlo, para que me dejaran seguir jugando", dijo.

Llamas jugó apenas cuatro minutos, pero fue suficiente para hacer historia en la NBA. También dejó su marca en el libro de récords de los Suns, ya que Phoenix se recuperó de estar perdiendo por 27 puntos hasta ganar en tiempo suplementario, para lograr la que en ese entonces fue la mayor recuperación de la historia de la franquicia.

Y mejor aún para Llamas, que firmó un nuevo contrato de 10 días el día siguiente.

LA TITULARIDAD SORPRESIVA

Cuando terminó el segundo contrato de Llamas, los Suns lo contrataron por el resto de la temporada. Aunque él tuvo una mínima influencia en el campo de juego, la suerte del equipo pareció cambiar después de la llegada de Llamas.

Phoenix había comenzado la temporada 1996-97 perdiendo sus primeros 13 juegos y ostentaba un récord opaco de 21-36 cuando Llamas hizo su debut. Créase o no, los Suns siguieron ganando cuando Llamas integró el equipo. Estaban en medio de una racha ganadora de seis juegos y habían ganado nueve de los últimos 10 cuando Llamas fue avisado a último momento de que sería titular inicial contra los Houston Rockets, el 2 de abril.

Esto no era contra cualquier oponente, sino con un fuerte equipo que contaba con tres futuros integrantes del Salón de la Fama entre sus titulares: Barkley, Olajuwon y Clyde Drexler. Eso no amedrentó a Llamas, que estaba especialmente motivado por tener que marcar a Olajuwon, uno de sus ídolos durante la universidad y alguien que había tomado a Llamas bajo su tutela al invitarlo a un campamento de entrenamiento de dos semanas el verano anterior.

Y tenía casi la misma emoción por compartir el campo de juego con Barkley, quien había jugado para los Suns las cuatro temporadas anteriores y también le había dado a Llamas sabios consejos durante juegos improvisados fuera de la temporada.

Llamas todavía recuerda que Olajuwon anotó unos doce puntos a pesar de su marca en el primer cuarto y que Barkley actuó muy físicamente en una disputa de pelota tirando a Llamas al piso además de decirle algunos insultos.

"Eso me hizo enojar mucho", dijo Llamas. "Así que, después de eso, comencé a jugar muy duro, y con mucha fuerza ... chocando y golpeándolo [a Barkley] en la espalda y cosas como esa, y ganamos".

Llamas jugaría un total de 24 minutos en ese juego, el máximo de su carrera, además de anotar seis puntos y atrapar cuatro rebotes. Para su sorpresa, sus compañeros de equipo lo votaron como el MVP (jugador más valioso) del juego.

"Charles Barkley hizo que diera lo mejor de mi al tirarme al piso", dijo.

LA EXPERIENCIA CON SHAQ

Nueve días después de la victoria en Houston, con una racha ganadora de 11 juegos y un lugar en las finales al alcance de la mano, los Suns viajaron a Los Ángeles para enfrentar a los Lakers, un equipo que contaba con O'Neal en su primera temporada con L.A., y con Bryant, que sería titular inicial por sexta vez en su año de novato.

O'Neal había estado ausente de los 28 juegos previos debido a una lesión en la rodilla y cuando Ainge hizo entrar a Llamas, el entrenador de los Lakers, Del Harris, sacó a O'Neal.

Sean Rooks reemplazó a O'Neal y los Lakers le pasaron la pelota en cuatro posesiones consecutivas, y cada vez no pudo anotar. Eso hizo que Harris enviara a O'Neal de nuevo al campo de juego y Llamas inmediatamente recordó lo que Olajuwon le había enseñado durante sus sesiones de entrenamiento -- ser físico contra los centros más grandes, desde el momento en que llegan a la línea de 3 puntos hasta que se ubican como poste.

"No había que dejar que se ubicara en la posición de poste bajo, porque iba a ser muy difícil de defender, así que eso fue lo que hice", afirmó Llamas.

Llamas no tuvo mucha suerte para impedir que O'Neal anotara, pero luchó físicamente con la poderosa superestrella, incluso abriendo un corte sobre el ojo de O'Neal que lo obligó a retirarse a los vestuarios por un rato, mientras muchos pensaban que había vuelto a sufrir una lesión de la rodilla.

Phoenix terminó perdiendo por primera vez en 24 días, pero Llamas y los Suns se habían ganado un mayor respeto de los Lakers.

El siguiente partido como visitantes fue contra Golden State y cuando Llamas ingresó en el juego contra los Warriors, recordó rápidamente su batalla contra O'Neal.

"No podía mover mi espalda", dijo Llamas. "Estaba tan duro. No me podía mover después de marcar a Shaquille. Nunca olvidaré eso".

EL JUEGO DENTRO DEL EQUIPO

Llamas apareció en 20 juegos de la temporada regular en su primer año y no participó en la derrota de los Suns en la primera ronda de cinco juegos de las finales contra los Seattle Supersonics. Luego, apareció en ocho juegos con los Suns, distribuidos entre 1997 y 1998.

Después de jugar en varias ligas internacionales en los cuatro años siguientes, Llamas intentó retornar a la NBA en 2002, con los Washington Wizards. Uno de sus compañeros de equipo en esa pretemporada era Jordan, con 39 años de edad, que estaba comenzando la última de sus 15 temporadas en la NBA. Llamas aprovechó cada una de las oportunidades que tuvo para aprender de este séxtuple campeón de la NBA y elegido cinco veces MVP de la liga.

"Él acostumbraba llegar temprano a las prácticas porque tenía una cirugía de rodilla", comentó Llamas. "Yo también llegaba temprano, así que cada vez aprovechaba a hablar un poco con él".

Durante uno de sus 16 días con los Wizards, Llamas quedó en el mismo equipo interno que Jordan, que raramente practicaba en esa pretemporada y, mucho menos, participaba en juegos. Pero algo impulsó a la veterana leyenda a intervenir en este juego en particular.

Posiblemente fuera la posibilidad de enfrentar a Jerry Stackhouse, quien en algún momento fuera considerado el "próximo Jordan" después de seguir sus pasos en Carolina del Norte. O tal vez fuera la presencia de Christian Laettner, un graduado de la archirrival Duke, o incluso Bryon Russell, ya conocido por haber sido "ridiculizado" por Jordan cuando Russell era un joven jugador de los Utah Jazz y Jordan estaba en su apogeo con los Chicago Bulls.

Según Llamas, las palabrotas intercambiadas fueron épicas, y la intensidad llegó a su punto máximo cuando faltaban ocho segundos y el equipo de Jordan perdía por dos puntos. Después de un minuto de descanso, Jordan se dirigió a la canasta, atrajo a Laettner y lanzó la pelota a Llamas, que estaba justo después de la línea de 3 puntos.

Llamas anotó los tres puntos ganadores cuando sonó la chicharra, Jordan levantó sus brazos triunfalmente y se burló en voz alta, y Stackhouse se fue enojado del gimnasio, golpeando las puertas dobles al salir.

Llamas fue dejado libre unos pocos días más tarde, pero por un momento se sintió como si hubiera ganado el Juego 7 de las finales de la NBA.

No es una mala manera de finalizar una carrera.