Los New Orleans Saints volaban a la Ciudad de México para el primer juego de la NFL cruzando la frontera sur; su aparente rival serían los Philadelphia Eagles en el verano de 1978, pero el reto primordial sería subsistir a una expedición entre precarias condiciones.
El partido pasó a la historia como el primer contacto entre México y la National Football League, pero las conclusiones norteamericanas no fueron las más amigables; aún menos tras importantes fallos de logística en el Olímpico de la Ciudad de los Deportes, ahora conocido como Estadio Azul.
Todo ocurrió el 5 de agosto del '78, en un duelo de pretemporada fuera de la rutina y frente a unos 30 mil espectadores, mucho más cómodos que los profesionales en territorio tricolor, en total disgusto por las condiciones del terreno y una estadía casi fatídica.
"Fue, sin lugar a dudas, uno de los peores fines de semana que he tenido en mi vida. Pueden notarlo, no es una ciudad bonita. Todo lo que puede verse son barrios pobres, algunos de los peores barrios pobres que he podido ver", relató al respecto Ron Jaworski, en ese entonces quarterback de los Eagles.
Pese a la crueldad de las declaraciones, la primera visita de la liga a México estuvo lejos de ser grata, ni para directivos ni jugadores, que también criticaron sin piedad las condiciones del emparrillado, el camino hacia la Ciudad de los Deportes y hasta el aroma desprendido por la Plaza de Toros México.
"Llegamos al estadio y tuvimos que caminar cerca de 100 yardas a través de un túnel muy oscuro y viejo. En el camino miramos hacia abajo y estaban todos los toros de la plaza a un costado. Pueden imaginar cómo es que olía", agregó el mariscal de campo y hoy analista para ESPN en declaraciones recogidas por el libro 'The NFL in the 1970s'.
Las malas experiencias de la visita al Estadio Azul no conocieron límites. Según lo relatado por el veterano comentarista Wayne Mack, el primer partido en México fue un tremendo fiasco, aún en términos monetarios, incluso con acuerdos sin cumplir.
"Fue un fracaso económico, de todo tipo, el gobierno mexicano entregó al equipo [Saints] sólo la mitad de la cifra acordada, e incluso retrasaron el pago por más de un año", se puede leer al respecto en el libro 'The Saga of the Saints'; en ese entonces, Carlos Hank González fungía como regente del Distrito Federal, entidad que en 2016 tendrá una nueva visita de la NFL.
Pese a que el inmueble de la Nápoles fue construido originalmente para la práctica del fútbol americano, las condiciones del lugar resultaron muy inferiores para las aspiraciones norteamericanas, acostumbradas a tratos de primer nivel y cuando menos, empastados de calidad decente.
"Saltamos al peor campo en el que he jugado en mi vida. En los costados había rocas y grava, era como un pastizal para vacas. En una zona de anotación había un montículo dos pies más alto del resto y los postes de anotación estaban desviados", agregó en su momento Jaworski, quien vivió en carne propia esa primera y amarga visita, casi sepultada en la memoria del deporte mexicano.
Por si fuera poco, los Eagles de Jaworski cayeron ante los Saints por 14-7.